Revista Asia

Volar con Emirates

Por Pitiwo

A la hora de elegir un vuelo muchas veces no nos fijamos en la compañía con la que vamos a volar, convirtiéndose el precio en la única condicionante. Después de mi vuelo con Emirates me he dado cuenta de que el vuelo es parte de la aventura y más vale empezarla bien.

Para el viaje que recién realicé a Japón tenía para elegir entre Emirates y Aeroflot. Al ser dos compañías con las que nunca había volado, me dejé llevar por los comentarios de amigos por lo que ganó Emirates con diferencia. Aunque el vuelo con Emirates era más largo (sobre todo la vuelta) y un poco más caro, los buenos comentarios que obtuve referente a esta aerolínea inclinó la balanza hacia ella.

Los trabajadores de Emirates

El trato del personal de tierra (tanto en Madrid como en Japón) fue muy correcto y agradable en todo momento. Nos ayudaron con algunas dudas que teníamos y tranquilizaron a uno de nosotros que iba un poco asustado por el viaje.

Si el trato en tierra fue correcto; en el aire fue aún mejor. No tenían caras largas como he visto en otras compañías ni malos gestos. Además tienen detalles contigo que son de agradecer como es el darte un paño caliente a los pocos minutos del despegue. El paso continuo de tripulantes de cabina con jarras de agua o el tener un detalle con los pequeños que iban en el avión.

Kit de viaje

A mí me gustan los pequeños detalles y Emirates lo tiene en cuenta. El kit de viaje que te entregan cuenta con lo típico (almohada y manta) pero además trae calcetines, antifaz para dormir (si es vuelo nocturno) y cepillo de dientes.

Volar con Emirates

Entretenimiento

El avión cuenta con dos o tres cámaras (según el avión) que te permiten ver el exterior desde distintos puntos (la cola, la parte inferior del avión y en la parte delantera). De esta forma puedes ver el despegue desde distintas posiciones y luego distraerte viendo lo que hay a tus píes. A mí me gustó mucho esa cámara sobre todo cuando pasábamos por zonas montañosas.

 He volado con aerolíneas que tenían algunas películas y música para escuchar. La verdad es que yo soy de los que no puede mirar una película entera en un avión y acabo siempre leyendo, así que en un principio miré el contenido multimedia por curiosidad y me quedé asombrado al ver la enorme cantidad de películas, música, series y programas que tenían.

Entre las películas estaba Prometheus, Brave , los vengadores y la última de Tim Burton. Algunas todavía no han salido en dvd y ya estaban ahí en español.

Los juegos que trae no son especiales pero sí que te permiten distraerte al poder enfrentarte con otros pasajeros del avión.

Por último, el asiento te permite poder enchufar tu portátil, móvil o tablet consiguiendo de esta forma que puedas disfrutar de ellos. Ah y por si esto fuera poco, en algunos modelos de avión también te permiten acceso a internet aunque tienes que pagar para ello. Yo no lo probé, pero algunos de los que estaban a mi alrededor sí lo hicieron y pudieron disfrutar de Twitter y el correo sin problemas.

La comida en el avión

Pues como todo lo demás fue perfecto. La carta que te ofrecen cuenta con dos platos a elegir; en mi caso uno era pescado y el otro carne. Pude probar los dos platos y me parecieron de gran calidad (me lo comí todo y acabé lleno). Sinceramente nada que ver con lo ofrecido en otras aerolíneas.

En uno de nuestros vuelos no nos dejaron elegir porque se había terminado una de las opciones, el problema es que uno de nosotros no come queso y al indicárselo a la azafata nos pidió que esperásemos y a los pocos minutos trajo la otra opción.

 

Contras

Por decir algo y ser muy quisquilloso:

El que se acabase una de las opciones de la comida en dos ocasiones pues se podría considerar un contra.

En uno de los vuelos el aire estaba un poco más fuerte de lo normal, aunque entre la manta que te dan y los calcetines, el problema se solucionaba fácilmente.

Conclusión

Sin duda, ha sido el viaje más cómodo de los que he hecho. A partir de ahora Emirates siempre será una opción a tener en cuenta. No me importa pagar un poco más si el vuelo va a dejar de ser un problema para convertirse en un paso agradable hasta llegar a mi destino. Hasta ahora nunca pensé de este modo.

El trato de la tripulación, como ya comenté fue muy correcto, y eso que tuvieron que lidiar con algunos sucesos que me parecieron cuanto menos curiosos:

Primero con un chaval que había perdido la cámara de fotos y quería que llamasen al aeropuerto justo cuando el avión había empezado a dirigirse a la pista. Esta persona no quería sentarse hasta que no le resolviesen su problema y tuvo que venir un tripulante de cabina para sentarlo más o menos a la fuerza. Actuó de forma muy educada en todo momento.

La otra discusión fue una mujer que empezó a gritar a la azafata porque le había hablado de mala forma. Yo no sé si fue verdad o no pero lo curioso es que la indignada estaba gritando y señalándola con el dedo.

Y la más curiosa de todo el viaje fue entre dos japoneses:

Un japonés que estaba sentado en la misma fila que nosotros se quitó los zapatos y se puso sin querer los zapatos de la mujer que tenía detrás. No sé cómo ocurrió pero me imagino que se pensó que eran pantuflas para su uso propio.

Cuando ya estábamos llegando al destino; la mujer se dio cuenta de que sus zapatos estaban en los píes de otra persona. Ahí se montó el lío y le recriminó el hecho. La conversación no la entendí porque fue en japonés pero la cara del chaval mostraba claramente que había sido un error.

La mujer no quedó muy satisfecha y llamó a una azafata para indicarle lo que había ocurrido y ahí fue donde entendí que se quejaba de que alguien se hubiese puesto sus zapatos ¡con los calcetines en su interior! La azafata medió en el asunto y después de hablar con el hombre, le aseguró a la mujer que había sido un error “extraño”… pero un error simplemente.

Al llegar a tierra, la mujer volvió a discutir con él y después se fue. El japonés lo único que decía era que lo sentía mucho y que había sido totalmente sin querer. Los dos amigos que iban con el protagonista de la historia empezaron a reírse de lo que había ocurrido (una vez que se fue la mujer). Sin duda fue un final de viaje muy interesante.


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