Revista Insólito

Týr, el dios derrocado por Odín

Publicado el 07 noviembre 2022 por Tdi @RLIBlog
Týr, el dios derrocado por Odín


En los mitos nórdicos, el dios Týr cría al lobo Fenrir, una amenaza cósmica que le devora la mano cuando es atado. En el Ragnarök, el lobo devorará a Odín, el padre de todos, mientras Týr luchará con Garmr, el perro guardián de las puertas del reino de los muertos. Dado que Odín solo tiene una posible relación con Fenrir a través de su pareja de lobos y Týr no tiene ninguna con Garmr, se plantea la posibilidad de que Týr hubiera ocupado originalmente su lugar en la batalla final, siendo un antiguo líder del panteón.

Týr, el dios derrocado por Odín


El nombre Týr fue usado como sinónimo de "dios". De esta manera, Sigtýr ("Dios de la victoria"), Hangatýr ("Dios del ahorcado"), Farmatýr ("Dios de los cargamentos"), Fimbultýr ("Dios poderoso"), Gautatýr ("Dios de los godos"), Geirtýr ("Dios de la lanza"), Hertýr ("Dios del ejército") y Hroptatýr ("Dios de los gritos") eran nombres de Odín, no de Týr. Del mismo modo, su plural tívar se refería al conjunto masculino de dioses. Esta era una alternativa no neutral a goð, regin, ráð, bönð y höpt, que con el cristianismo se usaron únicamente en singular.

Ahora bien, el nórdico antiguo Týr, el alto alemán antiguo Ziu y el inglés antiguo Tiw partían del protogermánico *Tiwaz. A partir de aquí, su identidad se difumina. A través de la etimología, sabemos que en el panteón protoindoeuropeo adoraban al Padre Cielo *Dyēus. Este término habría designado al dios, a la cúpula celeste, a la luz y a la porción iluminada del día. A partir de este tendríamos al griego Zeus, al romano Júpiter o Jove, al védico Dyáuš Pitá y al báltico Dievas. Týr se encontraría entre esos dioses.

El asunto no acaba aquí. Cualquier religión, más teniendo en cuenta si no está organizada, es proclive a las variaciones en el tiempo y en el espacio. Aunque dos pueblos puedan tener unos dioses y creencias comunes, su importancia y los mitos variarán entre ellos. Tampoco coincidirán en un mismo lugar si han pasado siglos. Por ello, ya en esta pequeña lista de dioses, hay diferencias. Como los demás, Dyáuš Pitá se asocia con el cielo y es el padre de los dioses en el panteón védico, pero el líder es su hijo Indra, dios del trueno. Si bien Zeus y Júpiter también están emparentados con el dios celeste y usan el rayo como arma, hay otros dioses del trueno que lideran sus respectivos panteones sin tener asociación con el cielo, como el hitita Tarhunna, el celta Taranis o el eslavo Perún. A su vez, Taranis y Perún coinciden etimológica o iconográficamente con Thor, que en el pasado pudo estar más asociado con el trueno, pero que en las fuentes nórdicas que conocemos actúa predominantemente sobre el tiempo atmosférico en general. De esta manera, tenemos dioses celestes y/o del trueno que son o no líderes de su panteón. Estos cambios eran ya visibles en los cultos de Mesopotamia, donde el dios celeste An o Anu lidera pasivamente, mientras el dios de los vientos Enlil y luego Marduk, dios del trueno, lo ejercen activamente.

Týr, el dios derrocado por Odín


En base a todo esto, ¿pudo ser Týr el líder de su panteón, como los mencionados dioses celestes, o siempre fue un secundario? Nos podemos acercar a la respuesta través de sus funciones y su equivalencia con otros dioses.

En el Lokasenna, Loki sugiere que, al faltarle la mano derecha, no será capaz de conciliar un pleito. Esto responde a su papel como dios de los acuerdos y el þing, las asambleas legislativas y judiciales, equiparándolo al romano Dius Fidius, dios de los juramentos asociado a Júpiter. Además, la pérdida de la mano derecha es comparable al relato de Mucio Escévola o al irlandés Nuada de la mano plateada. En el Lokasenna, Loki también sugiere a Týr que él engendró el hijo que le dio su esposa. Más allá de esta mención, a Týr no se le conocen ni hijos ni esposa. No obstante, el Ynglingatal del siglo IX dice "de la tierra huyó el glorioso descendiente del dios Týr ante el poder de Tunni", refiriéndose a un humano. En el Háleygjatal, de finales del siglo X, se menciona que el jarl Sigurð es descendiente de Týr ( Týs óttungr). Esto podría manifestarse a través del dios nacional sajón Saxnot, citado en un juramento con Odín y Thor, aunque este también podría ser Freyr. Por ello, es posible que tribus o familias reales se consideraran descendientes de los dioses y el comentario de Loki aludiera a que quizás lo eran de la deidad equivocada.

Esta posición relacionada con la realeza se veía reforzada si aceptabamos la división tripartita de funciones de Georges Dumézil (1898-1986), diseñada para los panteones derivados del protoindoeuropeo. Esta se dividía en la soberanía, la guerra y la fertilidad. He aquí donde las deidades nórdicas no encajaban tan bien y una de las razones por las que este esquema está ya desacreditado. La soberanía podía estar ocupada por la monarquía y/o la religión. Týr encajaría en la posición monárquica, mientras Odín en la religiosa; Thor ocuparía el rol militar, pero también la fertilidad, terreno propio de Freyr y los dioses vanir en general. Por este sistema, se consideró a Týr como un dios de la religión y la ley. No obstante, era necesario distinguir entre una posición como patrón de la ley y defensor de los principios e ideales o la de defensor o juez implicado en los casos. Por ello, es más probable que en su posición juzgara meramente como un gobernante menor rodeado de sus consejeros.

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En Germania de Tácito, se habla de *Wōđanaz (Odín), *Þunraz (Thor) y *Tīwaz (Týr), a quien el autor equipara con Mercurio, Hércules y Marte:

Reverencian a Mercurio sobre todos sus dioses, y ciertos días del año tienen por lícito sacrificarle hombres para aplacarle. A Hércules y a Marte hacen, con igual fin, sacrificios de animales permitidos. Parte de los Suevos adora a Isis; de donde les haya venido esta religión extranjera no es cosa averiguada, aunque la estatua de la diosa, que es hecha en forma de nave libúrnica muestra habérsela traído por mar. Piensan que no es decente a la majestad de los dioses tenerlos encerrados entre paredes o darles figura humana. Consagran muchas selvas y bosques, y de los nombres de los dioses llaman aquellos lugares secretos, que miran solamente con veneración.

Esta interpretatio romana se mostraba en Mars Thingsus, siendo el epíteto una referencia al þing, la asamblea. Ambos nombrarían al día martes en varios idiomas, del mismo modo que Odín, equiparado con Mercurio, tendría designado el miércoles. En consecuencia, mientras en inglés tendrían tuesday, en referencia al nombre del dios, en el neerlandés tendrían dinsdag y en alemán dienstag, que señalaría al þing. Esta asociación entre Marte y Týr también se manifestaba en las plantas. El nombre matalobos que tiene el acónito en varios idiomas indicaría una relación con Týr. Esta, en islandés, se llama týshjálmur ("casco de Týr"). En islandés, la violeta se llama Týsfjóla, que vendría del latín viola martis, como ocurre con otras plantas cuyo nombre incluye al dios de la guerra. El mezereón ( Daphne mezereum) se llama tibast en sueco y tybast en noruego; en las regiones alemanas se llama Zigelita, Ziolinta o Zelanda; en Austria, Zeiland, Zillind y Zwillind. Esta planta pertenece a familia de las timeleáceas ( Thymelaeaceae), que en islandés se llaman Týsblómaaelt y que incluye a la Tísblóm ( Thymelaea passerina).

Esta equivalencia con Marte es compartida con otros dioses relacionados con Týr, como el irlandés Nuada Airgetlám o el celta Nodens, aunque estos tengan otras funciones no relacionadas con la guerra. Aunque Odín también es un dios de la guerra, además de la tormenta y la magia, su función sobre la muerte parece que tuvo más peso en su identificación con el psicopompo Mercurio. Teniendo en cuenta que ambos eran dioses bélicos, se ha planteado que con las guerras cada vez más sangrientas, la dominación y sabiduría de Týr dieron paso al macabro dios Odín. Pero, aún así, seguimos con la pregunta de, si ocurrió, ¿cuándo fue? De momento, podemos señalar que debió ocurrir antes de Germania (98 d.C.) de Tácito y de sus fuentes secundarias.

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Teniendo en cuenta toda la información que tenemos del pueblo nórdico, un dios tan importante no puede haber existido sin dejar rastro. En el Gylfaginning, se enumera en cuarta posición entre los æsir, señalándose su poder sobre las victorias en batalla, su valentía y su inteligencia. Por ello, un hombre excepcionalmente valiente era ty-valiente, mientras un hombre sabio era ty-sabio. En el Sígrdrífumál, la valquiria Sigrdrífa le señala a Sigurðr que colocar su nombre o la runa homónima en las armas aseguraba la victoria. Esta runa con forma de flecha se encontraría en numerosos objetos del periodo de migración. Sin embargo, como el término también significaba "dios" en general, podían invocar la acción de cualquiera de ellos.

Como Fenrir no se fiaba de las ataduras, Týr puso su mano en juego con el lobo, cuya naturaleza era de un criminal y hacer que ambos bandos arriesgaran algo. A pesar de esto, como indicaba Loki en el Lokasenna, si no llegaba a manejar acuerdos entre dos litigantes, menos lo hará con una sola mano, pues no podría hacer juramentos, avalar a otra persona o atender al þing, pues, según Grettis saga, estaba compuesta por hombres capaces de luchar. De hecho, la carcajada de los dioses ante la atadura de Fenrir podría extenderse a Týr, cuya importancia se redujo como el valor del sacrificio y el acuerdo alcanzados con el lobo, que se liberaría igualmente en el Ragnarök. Esta era la bestia que había cuidado y alimentado personalmente desde que era pequeño, su responsabilidad.

En el Hymiskviða, Týr acompaña a Thor a ver al gigante Hymir para obtener un enorme caldero en el que elaborar cerveza. Týr considera a Hymir su padre, quien vive al este de Élivágar, al borde del cielo. Su madre se menciona varias estrofas después, aunque se desconoce si es la que tenía 900 cabezas o la bella concubina de oro con cejas blancas que traía la cerveza, pudiendo ser la otra la abuela. Aunque una unión entre un gigante y una diosa viola las normas patrilineales, en el Skáldskaparmál se dice que Týr es hijo de Odín, algo que podría aludir a su título "Padre de todos". Gracias al consejo de la concubina, obtienen el caldero tras romperle una copa en la cabeza al gigante. Como Týr no es capaz de levantarlo, tiene que hacerlo Thor. Este caldero invertido podría haber simbolizado la cúpula celeste. Aunque se ha sugerido que su compañero no es Týr, sino Loki u Odín, es posible que un dios con poder sobre el tiempo atmosférico como Thor esté ocupando en el relato la función que tenía Týr, pero que ya es incapaz de completar al faltarle una mano.

En otros relatos, Týr destaca por su ausencia. En el Grímnismál, no tiene un salón como otros dioses. Entre los topónimos, Týr aparece mayormente en Dinamarca, mientras Odín lo hace en Noruega. Sin embargo, también podía ser el uso genérico del nombre, pues predomina en arboledas y bosques, que no parecen directamente asociados al dios. Además, a pesar de los topónimos, no se menciona en Gesta Danorum. Como podíamos intuir desde tiempos romanos, debía llevar mucho siendo cada vez menos relevante para que en Islandia, colonizada en el siglo IX, apenas se le mencione en su literatura.

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Iconográficamente, solo hay tres lugares donde se puede identificar con relativa claridad a Týr: en la parte inferior de la piedra Ardre VIII, se puede ver un hombre con la mano en la boca de un lobo; en la piedra de Sockburn, en North Yorkshire, un hombre pone la mano en la boca de un monstruo y en una placa de Torslunda hay una figura masculina con cadenas, aparentemente un guerrero con un hacha, junto a un monstruo.

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Con esto tenemos que Týr pudo ser un dios principal pero que, en torno al cambio de era o antes, fue perdiendo importancia, hasta poseer una posición marginal un milenio después. Ahora bien, ¿qué hizo que a su vez Odín ocupara su posición?

Como con Týr, debemos empezar con su etimología. El nombre de Odín proviene de la raíz protoindoeuropea *u̯ā̆t-. Por una parte, habría significado "poseído, excitado físicamente". Esto derivaría en el latín vātēs, "profeta"; el germánico *wōda-, *wōdaz, "rabia, furia, espíritu, comprensión", el antiguo neerlandés woed, "frenético, salvaje, loco", el inglés antiguo wōþ, "sonido, tono, voz, ruido o enfurecido, furioso, loco"; el nórdico antiguo ōðr, "excitación, arte poético, poesía"; el gótico wōþs, "enfurecido, poseído"; el irlandés antiguo fáith, "apaciguador, profeta", fáth, "profecía" y el galés gwawd, "poema, sátira". Por otra parte, a esta raíz protoindoeuropea también se le asigna el significado "doblarse, inclinarse, cayado". De este provendrían las palabras latinas vatāx ("de pies torcidos"), vatius ("zambos"), vascus ("torcidos, acodado") y germánicas *waþwō-, *waþwōn, *waþwa-, *waþwan ("doblado, articulación, músculo") refiriéndose a la pantorrilla, concretamente a la rodilla.

Con esta segunda acepción, las articulaciones pudieron ser como eslabones de la cadena en alusión a las relaciones familiares. Esta relación entre los familiares y las articulaciones se presentó en los el nórdico antiguo kné ("rodilla, grado de relación del cognado"), latín genu ("rodilla") y genus ("descendencia") o el irlandés antiguo glún ("rodilla, grado de consanguíneidad"). Por ello, Týr, a quien le faltaba la muñeca, no tenía descendencia. Odín habría tenido esta relación como señor de los muertos.

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La hipótesis que se plantea, y que por desgracia es difícil de verificar, es que algún suceso significativo planteara este cambio de liderazgo como algo práctico, útil. Durante este, el señor de los muertos habría pasado de ser el doblado al furioso o poseído, atendiendo a las acepciones de sus raíces etimológicas. Durante este periodo, las prácticas de culto habrían pasado desde arboledas y pantanos a salones y edificios dedicados al culto. Esta habría sido una transformación opuesta a la del romano Dis Pater, que pasó de ser una deidad ctónica de las tierras fértiles, las riquezas y la riqueza mineral a convertirse en dios del inframundo, como Plutón u Orcus. Aunque no hay pruebas que lo conecten con la cacería salvaje, Odín habría emergido a la superficie terrestre de la misma manera, como un líder frenético. Esta función de psicopompo, como guía de las almas, habría pasado a sus valquirias.

Odín habría sido un líder práctico porque su búsqueda de conocimiento lo presentaba como un personaje que buscaba por todos los medios estar preparado para la batalla final. Por otra parte, en el propio panteón nórdico podría estar presente un vestigio suyo. Su esposa Frigg, cuya ascendencia se desconoce, tiene una relación peculiar con la vanir Freyja, como si fueran dos manifestaciones de la misma diosa. A su vez, Freyja llora lágrimas de oro por Óðr, desaparecido de Ásgarðr. Esta relación entre Freyja y Óðr podría ser como la de Afrodita y Adonis o Inanna/Ishtar y Tammuz/Dumuzid. Esto explicaría la conexión de Freyja, diosa de la belleza, el amor y la fertilidad, con los muertos, llevándose la mitad de los caídos en batalla a Fólkvangr mientras Odín se lleva la otra mitad al Valhalla. Además, la hija de Freyja y Óðr es Hnoss ("Tesoro"), siendo la riqueza algo asociado habitualmente al inframundo, como ocurre con los enanos que viven bajo tierra.

Por lo tanto, se puede deducir que, cuando Odín alcanzó la cima del panteón, las figuras de Týr y Óðr fueron apartadas y eclipsadas. Se podría decir que Odín dio, metafóricamente, un golpe de estado, gobernando desde el Valhalla y protegido por los Einherjar como un gobernante más poderoso que su antecesor y con poder sobre más áreas. A pesar del significado de su nombre, se muestra inquisitivo, no furioso. Aunque sea algo propio de mujeres, recurre a la magia ( seiðr) para obtener información de una völva muerta y de la cabeza de Mímir mediante la necromancia, se sacrifica continuamente para ganar conocimiento, usa sus cuervos para vigilar el mundo, se rodea de lobos en su trono y, aunque las espadas, hachas y alabardas sean más propias de la aristocracia, usa la lanza Gungnir, que es más adecuada para matar lobos. Odín habría proporcionado un liderazgo más estratégico y activo que Týr.

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