Revista Cine

Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza

Publicado el 04 enero 2016 por Pablito

Nunca he sido fan de Star Wars. O, mejor dicho, nunca he sabido si era fan o no de Star Wars porque nunca he visto sus películas. Soy consciente de que un cinéfilo como yo afirme algo de tal calibre debería estar tipificado como delito en el Código Penal, pero lo cierto es que así es. Cuando la gente hablaba de una tal princesa Leia, de un ser maligno inspirado en el doctor Muerte de Los 4 fantásticos llamado Darth Vader y decía aquello de “que la fuerza te acompañe” o “yo soy tu padre“, yo no sabía a lo que se referían. Todo me sonaba a chino. Han tenido que pasar casi cuarenta años desde el estreno de la película con la que comenzó todo para animarme a ver todas las películas de la saga y averiguar, de una vez por todas, si yo también caigo seducido por al lado oscuro de la fuerza. El motivo habría que buscarlo en el reciente estreno del séptimo capítulo de saga -el cuarto, si obviamos las precuelas-, Star Wars Episodio VII: el despertar de la fuerza (J. J. Abrams, 2015), el cual ha supuesto un fenómeno social sin precedentes y tema de conversación estrella en cualquier tertulia. Como no quería ser un marginado social, me he dispuesto a ver todas las películas de la serie en estricto orden cronológico. Y bien: tras ver Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977) y confieso que no entiendo cómo he estado tantos años sin ver una película que cambió de forma tan brutal la Historia del Cine. 

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La película se fundamenta en un tema tan universal como la lucha entre el bien y el mal. La trama arranca cuando estas últimas, denominadas Fuerzas Imperiales, capturan a la princesa Leia (Carrie Fisher), líder del movimiento rebelde, con el fin de recuperar unos planos de la estación espacial Estrella de la Muerte, planos que ella misma ha escondido en el interior del androide R2-D2, insuperable compañero de aventuras de C-3PO. Ambos robots, junto con el valiente Luke Skywalker (Mark Hamill) y Han Solo (Harrison Ford), capitán de la nave espacial El halcón milenario, se unirán para rescatar a la princesa y devolver la paz a la galaxia. Convertida en su momento en la película más taquillera de todos los tiempos, Star Wars supuso un punto de inflexión en el cine de ciencia ficción por sus innovadores efectos especiales, los cuales aún llegan a nuestros días sin perder un ápice de encanto y frescura. Es un placer comprobar lo bien que ha envejecido la película y cómo una obra fabricada hace cuatro décadas es, en varios aspectos, más moderna -visual y temáticamente- que muchas producciones actuales. 

Aunque George Lucas profetizó 9 episodios -una serie de tres trilogías que, según esperaba él mismo, una vez juntas se convertirían en el film más largo de la historia-, finalmente la saga quedó en seis, estructuradas en la trilogía original -la historia del hijo- y la trilogía moderna -la historia del padre, esto es, cómo Anakin llegó a convertirse en el malvado Darth Vader-. Eso, claro está, hasta que en 2015 el visionario Abrams decidiese revitalizar la franquicia, en manos de la factoría Disney desde 2012. Ya en este primer capítulo queda patente el gran derroche de imaginación e inventiva de George Lucas, creando un universo inabarcable del que extraer nuevas lecturas e interpretaciones con cada visionado. De 11 millones de dólares de presupuesto, nadie esperaba el éxito de esta primera entrega, ni director, ni la productora 20th Century Fox ni muchos de sus actores, como Alec Guiness, quienes veían la película muy infantil. El descomunal éxito en el que se convirtió originó una campaña de merchandising sin precedentes, así como una innumerable legión de fans que todavía hoy le profesan una adoración casi divina y, lo más importante, una influencia en el cine contemporáneo fuera de toda duda.

Hermanos_sin_sus_Padrinos

Dirigida y escrita por el propio George Lucas, con una inolvidable banda sonora del maestro John Williams, la primera película de Star Wars no es la mejor de la saga -a pesar del momento medallero final, inspirado en El triunfo de la voluntad de la directora nazi Leni Riefenstahl-, pero cuenta con el mérito de ser con la que comenzó todo -incluida la meteórica carrera del hasta entonces desconocido Harrison Ford-. Ganadora de 7 Oscar, quizá la clave por la que este episodio IV marcó a toda una generación fue porque no se tomaba en serio a sí misma -cosa que desgraciadamente harían años más tarde sus precuelas- y, sobre todo, porque dignificó el término “blockbuster”, abriendo la veda a las películas juveniles de fantasía. Y es que si algo demostró Star Wars es que se podían llenar las salas con una película que se no se avergonzaba lo más mínimo de llevar grabada tan a fuego una etiqueta a menudo tan denostada como la de “comercial”. Y que una película reventase  las salas de cine -sobre todo de gente joven, mucha de la cual se enamoró del cine gracias a esta película- tenía un valor incalculable. Y lo sigue teniendo. 


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