Revista Opinión

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Publicado el 15 junio 2014 por Vigilis @vigilis
Hemos visto que la lengua que hablaba el campesino estándar no sólo no contribuyó a crear ningún estado nación, sino que las más de las veces fue una resistencia para crear la nación (e incluso hoy en día la manía de la gente de hablar como le da la gana sigue siendo un escollo importante para los movimientos de construcción nacional). Esto choca con la visión de quienes se basan en el idioma para determinar la nación.
Hay otros argumentos muy manidos que emplean quienes buscan de forma retrospectiva una excusa de formación nacional. A saber: religión, sangre y raza. Parece que la religión es un agregador nacional fortísimo, pero un repaso desapasionado a la relación histórica entre religión y nación, nos dice que la religión no determina la nación. Lo curioso de esto es que a posteriori sí tenemos el problema presentista de mezclar los conceptos: como "hoy" hay una religión mayoritaria en un sitio, ese sitio tiene "más razones" para ser nación. Pero esto es como hacer trampas al solitario. Algo similar ocurre con el tema del parentesco y el de la raza.
Religión

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Buda, Krishna, Mahoma, Jesús, Acuamán, Lao-Tsé y Joseph Smith. ¡Los súper-mejores amigos! :D

Aunque se hable de "nación árabe" para referirnos a la parte del Magreb y Oriente Próximo que comparte arabismo e islam, ningún estado árabe debe su existencia a la reivindicación religiosa. El estado árabe de independencia más antigua, Egipto, no surgió como reivindicación de los musulmanes. El movimiento político Wafd, que apoyó que el Reino Unido independizara Egipto (nota: hubo una declaración unilateral de independencia que vino de los británicos, no de los egipcios) estaba formado indistintamente por cristianos y musulmanes.
Otro país, esta vez no árabe, de mayoría musulmana y que jamás fue colonia extranjera fue Persia. El Imperio Persa, que a partir de 1979 se empezó a llamar Irán, hoy es una teocracia, pero su independencia política no se debe a una reivindicación religiosa. Pasando por alto que la Persia Antigua tuvo como religión mayoritaria el zoroastrismo durante muchos siglos más que el islam. El estado moderno de Irán tal como lo conocemos hoy tiene su origen en una revuelta contra el Sha (emperador) llevada a cabo por su oposición, particularmente por elementos comunistas (laicos, por tanto). El movimiento de los ayatolás finalmente ganó el poder por cuestiones políticas y de cortar cabezas.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Kurdos, uh.

Para los movimientos nacionales, la religión es una competidora en "lealtad". El nacionalismo no busca quitar a un poder (extranjero, soberano particular, etc) para poner otro poder que no puede controlar. Desde esta perspectiva no sorprende que muchos estados árabes se hayan construido tras su descolonización en torno a ideas socialistas (casos de Libia, Siria, Irak y Egipto). Con el cristianismo, el hinduismo y el budismo ocurre otro tanto. Hay religiones que se han extendido por diversos pueblos a lo largo de muchos siglos. Estas grandes religiones difícilmente pueden desembocar en un nacionalismo religioso pues tienen vocación de universalidad. Sin ir más lejos, católico viene del griego καθολικός, que significa "universal". En este sentido, hay cuatro grandes religiones católicas y ninguna de ellas puede ser patrimonio de ninguna nación o evolucionar a la formación de una nación pues esa nación solamente puede ser, por definición, la humanidad. Y en el momento en que la humanidad sea una nación, deja de existir el concepto de nación. (Cosa que cambiaría únicamente por el encuentro con extraterrestres. Puede que nuestras diferencias con los extraterrestres erosionen tanto nuestras diferencias internas que sí haya algo parecido a una comunidad humana diferenciada del resto de la galaxia, pero esto es especulación).

Cuesta pensar que los irlandeses fueran irlandeses antes de saber que los ingleses habían cortado con Roma. Del otro lado tenemos a los galeses, tradicionalmente católicos, que sólo se convirtieron a la religión anglicana cuando surge el nacionalismo galés. Pero la idea de Irlanda como nación católica puede que tenga más que ver con que los oficiales ingleses se quedaban con las mejores tierras de cultivo que los irlandeses autóctonos. Asimismo, Rusia es un país que se identifica con el cristianismo ortodoxo ruso, pero puede que esto tenga más que ver con las guerras contra turcos musulmanes, polacos y lituanos católicos y alemanes y letones luteranos. La adscripción moderna a una u otra religión puede estar determinada por cuestiones no religiosas más que al revés.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

El Regimiento de Hibernia se incorporó al ejército español en 1710.

Después de una larga historia de conversiones, guerras y migraciones, identificamos naciones con su religión mayoritaria igual que las identificamos con su lengua mayoritaria. Lo cierto es que antes del estado nación, lo raro era hallar un reino con una religión única. Incluso en el cercano caso del catolicismo no podemos pasar por alto que pese a que la Madre de Jesús es una, en cada rincón del planeta se venera de forma diferente y bajo distintas denominaciones. En torno a la Virgen de Montserrat hay un culto, en torno a la Virgen de Guadalupe hay otro culto (aunque la liturgia romana sea la misma, los matices y significados pueden variar). La Virgen de Guadalupe se convirtió en patrona de Nueva España tras su aparición en el siglo XVII. El nacionalismo mexicano la utilizó después como elemento agregador nacional. ¿Cuando una paisana va a rezarle a la Virgen en el monasterio de Montserrat tiene alguna idea de la nación mexicana en su cabeza? No parece probable.
Sangre
Si hay un agregador tan fuerte como transversal en todas las épocas de la historia conocida, es el de la familia. Y no solo hablo aquí de la vinculación familiar por lazos de parentesco, sino de la que va un poco más allá y tiene en cuenta el parentesco mutuo pasado de comunidades más amplias. Cuando alguien dice en tono de broma sobre un pueblo que "ahí todos son primos", está realizando una declaración ortodoxa y formal de las conclusiones más sofisticadas del estudio de la genética de poblaciones.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Imaginaos ser nacionalistas del haplogrupo R1b del cromosoma Y.

Un problema de los vínculos de sangre como excusa de la creación de la nación es que el territorio que reivindican las naciones es demasiado amplio como para garantizar la homogeneidad por parentesco de su población. Otro problema es que nacer es un hecho biológico que no depende de la persona que nace. Considerar que alguien pertenece de forma natural o innata a una nación y no a otra es pura arbitrariedad (es justo lo contrario a rellenar papeles, ir a un registro y firmar una solicitud de nacionalidad: los inmigrantes que se nacionalizan en España en cierto modo son más españoles que los españoles nacidos en España).
Incluso dejando a un lado las migraciones modernas y las derivadas de las guerras mundiales (en media Europa nadie vive en el pueblo de sus bisabuelos, cosa que en nuestra excepción poblacional ibérica es dificil de concebir), los poblamientos y despoblamientos de extensísimas regiones continentales hacen imposible tratar de seguir la historia genética de una nación. No solo resulta por tanto imposible alegar un pasado directo con predecesores legendarios sino que curiosamente, aquellas excepciones que podrían reivindicar algo similar a un pasado legendario jamás derivaron en movimientos nacionales o en naciones.
Y no es que estos pueblos fallaran en el comienzo de la Edad de las Naciones. Es que jamás reivindicaron nada parecido a una forma de estado común. Ni los tuareg, ni los bereberes, pese a ser comunidades ancestrales, decidieron nunca formar algo parecido a un estado ni ser considerados nación. Como estos hay otros ejemplos que demuestran cómo la "sangre" no es un elemento de nacionalidad.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Uh.

La referencia a unos antepasados comunes remotos para así crear cierta "conciencia nacional" es un invento más reciente que el propio concepto de nación política. Así por ejemplo, los griegos que se independizan en 1832 del Imperio Otomano, tenían una élite nacional que hacía referencia al pasado romano (bizantino) de sus antepasados, y ya en el siglo XX se popularizará entre el nacionalismo griego las referencias a la Grecia Antigua. Sobra decir que la Grecia que conocemos no tiene nada en común con la antigua y muy poco con la bizantina (¿tal vez la liturgia ortodoxa griega?). Un ejemplo parecido lo tenemos con el nacionalismo francés, donde vemos que el "pasado legendario común" lo constituye la Galia y curiosamente no el reino de los francos. Las ideas republicanas francesas hallaban mejor acomodo con un pasado galo poco conocido (o directamente inventado) y no con uno que apuntaba al origen del Antiguo Régimen. Arbitrariedades a posteriori, nada que no nos suene.
Raza
Hay experimentos de la psicología del comportamiento que prueban la facilidad con la que las personas crean vínculos artificiales. Si coges a un grupo de personas y a la mitad les das un pañuelo rojo y a la otra mitad un pañuelo azul, inmediatamente se formarán tenues lazos de camaradería entre quienes comparten color de pañuelo. Pues bien, existe una diferencia muy evidente en el color de la piel de las personas. ¿Provoca la mayor diferencia en el fenotipo de un individuo una razón para la construcción nacional? Pese a lo que digan los racistas, la evidencia nos dice que no.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Zoo del Bronx, Nueva York, 1906.

El color de la piel históricamente nunca determinó la nacionalidad o la excusa para la nacionalidad. En ningún lugar del mundo. La raza, entendida como la diferencia evidente del tono de la piel, más que una división horizontal, a lo largo de la historia ha significado una división vertical. Por ejemplo, el sistema de castas de la India está directamente relacionado con el color de la piel. Cuanto más oscuro el tono de la piel, más baja la casta. Cosas similares ocurren en el Caribe y en los países árabes. Lo curioso es que este racismo socioeconómico acepta excepciones que apuntan a que en el fondo se tiene más en cuenta la posición social que la racial. Así, un mulato de piel clara puede dejar de ser considerado mulato para pasar a ser considerado blanco si su situación económica se lo permite. La mezcla racial y el movimiento migratorio dificultan en gran medida la categorización racial y la formación de movimientos nacionales basados en la raza. En Estados Unidos, el registro de población —y las fichas policiales— tienen un apartado de raza. Andrés Iniesta que es blanco como la leche hervida pasa por white mientras que a un descendiente de sus bisabuelos pueden meterlo en la categoría de hispanic. Quienes elaboraban las leyes de Nuremberg tuvieron necesariamente que caer en la arbitrariedad pues como otros países no clasificaban a los judíos como una minoría racial, sino religiosa, era casi imposible hacer cumplir esas leyes al tratar con judíos no alemanes.
Salvo el recientísimo invento del nacionalismo racial de grupos que quieren "separar razas", el racista suele no aplicarse su propia medicina. Son "los demás" los diferentes aunque uno sea incapaz de definir su propio grupo racial. Así por ejemplo, el racista blanco no distingue entre el conjunto de "los negros" ni el de "los amarillos". Sin embargo, si alguien le dice que es incapaz de distinguirlo de un etíope o de un paisano de Hynderabad, no lo aceptará. Está por ver si el racista tiene algún tipo de tara en su percepción. Tal vez haya medicinas para curar el racismo, aunque ese no es el tema que nos ocupa.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

El zoo de París felicita el año nuevo de 1904.

Fuera de Occidente y sus ex-colonias podemos tener ejemplos de cierta vinculación entre etnia y nación. Es el caso de Extremo Oriente donde la idea nacional que les llegó con la modernidad, encajó como un guante sobre el mapa étnico. Así, la modernidad (y el maoísmo) trajo la preeminencia Han sobre las minorías en China. Paradójicamente el Imperio Chino casi siempre fue dominado por etnias minoritarias (mongoles, y tras la dinastía Ming, los manchúes hasta que llegó Mao). Quizás por eso hoy se refuerce la vinculación entre ser "Han" y ser "chino de verdad". En el actual estado racista chino (¡ups!) uno tiene más oportunidades de poder cambiar de residencia o trabajo si pertenece a la minoría adecuada. Como en la Sudáfrica del Apartheid. Pero esto es algo que no se publicita mucho, porque al fin y al cabo a los "diablos extranjeros" todos los chinos nos parecen iguales y además China debe ocuparse de sus asuntos. Asuntos como masacrar a los uigures y tibetanos revoltosos.
Infinitamente mejor está la situación en Japón, pero este nacionalismo étnico de estado también vemos cómo se ha reproducido en ese Imperio. La etnia mayoritaria en Japón es la Yamato y otras minorías nacionales fueron perseguidas o apartadas según se producía la construcción nacional japonesa: los ainu y los habitantes de Okinawa son las dos principales minorías autóctonas de Japón y hasta hace unas décadas en los locales no dejaban entrar a coreanos y miembros de esas minorías.

Religión, sangre y raza en la construcción nacional

Generales chinos se rinden al ejército imperial en Pyongyang, 1894.

Como nota de color, puedo añadir que ningún estado subsahariano alcanzó su independencia basándose en la raza o en la etnia mayoritaria (otra cosa es que haya conflictos en origen étnico/tribal que actualmente tapen consideraciones de orden económico o religioso). Me reafirmo en lo dicho: la raza simplemente no sirve como agregador nacional.
Curiosidad:
  • Luis A. Sánchez-Gómez - Human Zoos or Ethnic Shows? Essence and contingency in Living Ethnological Exhibitons

Volver a la Portada de Logo Paperblog