Revista Cine

Play it again, Macbeth.

Publicado el 13 noviembre 2015 por Maresssss @cineyear
Publicado en opinamos / por / el 13 noviembre, 2015 a las 1:48 pm /

Macbeth… sí, otra vez. ¿Qué puede llevar a un realizador a filmar una historia de la cual existen numerosas versiones? Supongo que la idea de dar una nueva visión de un clásico siempre debe rondar. A lo largo de la historia, no son pocos de los grandes que se han acercado al clásico de William Shakespeare: Orson Welles, Kurosawa, Polanski…  por no mencionar lo ‘goloso’ que siempre ha resultado adaptar cualquier obra del genio inglés en una película. En definitivas cuentas, el factor sorpresa sobre de qué va la historia es mínimo, por lo que el reto consiste en atrapar al espectador desde otros puntos.

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El director Justin Kurzel sabe bien esto, y desde los primeros compases asistimos a un ambiente frío, húmedo y sombrío del paisaje escocés del siglo XI en el que se desarrollan los acontecimientos, dando mayor hondura al texto shakesperiano. Ese logro meteorológico que parece traspasar la pantalla se ve acompañado de una caracterización igualmente muy cuidada que dota de un gran realismo estético a los personajes, lo que ayuda a crear una atmósfera brillante a lo largo del metraje.

Mas allá de la ambientación, el trabajo de los actores es muy notable, destacando el talento para meterse en cualquier piel de Michael Fassbender, quien interpreta con gran solvencia el papel de Macbeth; sin embargo, a pesar de ser una historia que gira entorno a él, los personajes secundarios no son meras marionetas con tres frases, sino que se les da la importancia necesaria para potenciar la vanidad, la locura, y el peso del poder que rodea al protagonista.

‘Macbeth’ supone un trabajo muy digno e interesante, tratado con gran cuidado estético, siendo a su vez muy fiel al texto original; sin embargo, aunque por todo lo que he dicho parece que estamos ante un peliculón, lo cierto es que el film no pasa de ahí. Quizás sea el hecho de ser una historia bastante conocida, o tal vez un exceso de sobriedad, no lo sé. No obstante, el mérito es muy grande y aunque pueda sonar a ‘premio de consolación’, Justin Kurzel ha sido capaz de exprimir un poco más el texto de Shakespeare, dándole personalidad y un color nuevo que, quién sabe si con el tiempo, se convertirá en una de esas películas que envejecen bien para colocarse al lado de las grandes versiones de esta inmortal historia.

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