Revista Cultura y Ocio

Opinión «El verano en que llegaron los lobos» de Patricia García-Rojo

Por Miss_cultura @miss_cultura
Opinión «El verano en que llegaron los lobos» de Patricia García-Rojo

Es difícil encajar en un pueblo de pájaros cuando eres un ciervo.

El verano que vi luces en la isla, yo esperaba muchas cosas. Algunas grandes y otras pequeñas. Esperaba que mi padre aceptase que quería irme del pueblo; esperaba que Samuel bajase a la playa; esperaba que Alicia y Clara me viesen tal y como era, y no como querían que fuera; esperaba encajar de alguna manera, aunque fuese para despedirme...

¡Qué complicado me parece hacer la reseña de este libro! Hace ya unos cuantos días que lo terminé de leer, pero hasta ahora no me he sentido capaz de sentarme a escribir mi opinión.

Lo primero: ¡qué maravilla!

Lo segundo: El verano en que llegaron los lobos ha sido la novela ganadora del Premio Gran Angular de este 2023.

Al abrir la novela nos encontramos en un pueblo costero en el que casi todos los habitantes se convierten en pájaros en ciertos momentos: cuando se asustan, cuando les llega el momento de partir o simplemente cuando les apetece volar hasta la isla para darse un baño en aquella playa.

Todos, menos Ana, que es un ciervo y no puede volar. Por eso, aquel verano, Ana estaba esperando desesperadamente la carta de admisión de la universidad que la sacaría del pueblo y le permitiría por primera vez encajar en un lugar siendo ella misma.

Antes de eso, tiene por delante la celebración de su cumpleaños con Tomás, un hombre de sesenta años que vive en una mansión a las afueras del pueblo y que es un corzo. Tampoco vuela y es probablemente el mejor amigo de Ana.

Los últimos veranos antes de empezar la universidad siempre son de lo más intensos: últimas oportunidades de rescatar las amistades de niñez, planes de futuro, primeros amores... y se volverá aún más intenso con la llegada de una familia de lobos que empieza a regentar el colmado del pueblo. Y con el misterioso suceso que tendrá lugar esa noche que Ana vio luces extrañas en la isla.

Y no cuento más.

Durante las primeras páginas de El verano en que llegaron los lobos parecía que la historia iba a girar en torno a la necesidad desesperada de Ana por encajar en un lugar que, aunque dice que lo intenta, no termina de aceptar aquello que es diferente; y a ese primer amor de verano, apasionado y confuso a veces.

Y es verdad que tiene muchísimo de eso, pero lo que no esperaba era que en un momento dado la trama tomara el camino del misterio, de la investigación, de la aventura propia de los libros de detectives que tantas veces leí de pequeña y que sigo leyendo ahora porque me fascinan.

Además, el descubrimiento final es precioso.

A través de los personajes se exploran temas como el sentimiento de rechazo que se sufre cuando eres diferente en algún aspecto, la diversidad, la ansiedad por el futuro, la importancia de las historias, el camino hacia lograr quererse a uno mismo, la amistad... todo ello desde la perspectiva de un grupo de adolescentes que están, cada uno a su manera, buscando su lugar en el mundo.

Cualquiera que haya leído a Patricia García-Rojo sabe que su pluma es preciosa, visual, llena de colores y trazos que convierten la novela casi en una pintura. En este libro en concreto me ha encantado poder ver a través de sus descripciones los paisajes del pueblo, los rincones de la isla y las bandadas de pájaros volando sobre el mar.

En resumen, El verano en que llegaron los lobos me ha parecido una lectura preciosa, emocionante, que me atrapó desde el principio por su belleza, me tocó por los sentimiento de la protagonista (aunque mi favorito creo que es Samuel) y me mantuvo enganchada por el misterio de la trama.

- Opinión de Inés Díaz Arriero -


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