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Moon ( o... yo, yo mismo y gerty)

Publicado el 24 octubre 2009 por Crowley
MOON ( O... YO, YO MISMO Y GERTY)
Los seres humanos nos pasamos la vida buscando el sentido de nuestra vida y nuestra identidad. Intentamos averigüar (casi siempre de forma infroctuosa) quienes somos realmente, qué nos motiva a levantarnos cada día y luchar por vivir un día más hasta el ocaso de nuestra existencia. Desconocemos quienes somos, de hecho vamos cambiando de forma de ser según acontecen los hechos alrededor nuestro, sucesos que van oldeando nuestro mutable carácter día sí, día también. Siempre queremos más, siempre ansiamos descubrir lo oculto que hay en nuestra alma... y cuando descubrimos quienes somos realmente por dentro, resulta que no somos capaces de aceptarlo y nos deprimimos ante lo que se erige como verdad. Esto mismo le ocurre al protagonista de nuestra película, a Sam Bell, que la verdad no le hará libre, sino que le condenará.
Sam Bell es un operario de Lunar Industries, empresa que se dedica a recolectar Helio 3 en la superficie de la Luna para emplearlo como rentable y eficaz energía ecológica. En su periplo espacial, a punto de finalizar después de 3 años de leal y monótono servicio a la multinacional para la que trabaja, ha convivido con un eficiente robot llamado Gerty que procura que a Sam no le falte de nada, llegando a conformar entre sí una verdadera e incondicional amistad entre la Inteligencia Artificial y el astronauta. Pero toda esa forzada soledad y angustiosa tranquilidad se va a ver interrumpida por un fortuito accidente y un terrible descubrimiento que condicionará su vida irremediablemente, dejando al descubierto una verdad tan aterradora como desesperante para él.
Duncan Jones consigue lo que muy pocos han logrado en su ópera prima; normalmente un director novel, en su debut, trata de lograr la cuadratura del círculo fílmico, llenando la pantalla de artificios y complejidades para demostrar todos sus conocimientos y que por contra, algunas veces, lastran el resultado final de su obra, pero él ha conseguido un largometraje exquisito, intimista, minimalista, esterlizado, frío como el espacio y sobrio, sin grandes alardes de espectacularidad gratuita y proponiéndose (y logrando) romper los moldes de lo que se entiende hoy día por una película de ciencia-ficción.
Si uno piensa en un film de ciencia-ficción enseguida le vienen a la mente naves espaciales persiguiéndose por el hiperespacio, tripuladas por seres imposibles de otras dimensiones y con efectos digitales a millares en cada fotograma, pero aquí no hay nada de eso, no señores, Duncan Jones se ha retrotraído a los años 70 (principalmente) y se ha empapado de trabajos como "Solaris", "Atmósfera Cero", "Naves Misteriosas", "El Resplandor", "2001, Odisea del espacio" o los videos de robots del prestigioso Crhis Cunnigham para tomar el elemnento ficcional de manera científica y explorando sus consecuencias, para transformar la supuesta odisea espacial en una odisea interior y personal, haciendo primar al individuo sobre el envoltorio que lo rodea y dejando al descubiertola deshumanización que produce la tecnología y la insignificancia del ser humano frente a la complejidad del Universo (como por ejemplo en esa escena, hacia el final, en la que Sam comunica por última vez con su familia y se ve su pequeño transporte con su añorada Tierra como fondo).
Con el descubrimiento de Sam (ese plano en el que se ven cientos de contenedores me recordó inmediatamente a cierta escena casi final de "The Prestige" o "El truco final") queda patente que Gerty (fiel hasta las últimas consecuencias), finalmente, resulta ser el más humano de la base Sarang.
MOON ( O... YO, YO MISMO Y GERTY)
Antes de dar por finalizado este post lunar, cabe mencionar la grandiosa labor de Sam Rockwell, un actor a reivindicar y que se merece absolutamente el Oscar a la mejor interpretación por este papel de un astronauta en los límites de la locura más absoluta (y que tiene una capacidad asombrosa para interpretar papeles de personas reales y cotidianas). A destacar también la magistral y preciosa banda sonora compuesta de Clint Mansell (que a mi me ganó desde que escuche su trabajo para "Requiem por un sueño") y la labor de efectos especiales, que a pesar de estar hecho casi todo con maquetas a escala, no desentonan para nada y parecen mucho más reales que algunas naves y decorados creados con las últimas técnicas digitales.
Si este director sigue así en su carrera, muy pronto muchos se olvidarán de que es hijo de quien es y le (re)conoceran por ser quien es y lo que hace, porque nos ha regalado aquí un film atípico, pero necesario, que nos aleja de la palomitera visión de videojuego de la gran mayoría de las películas de la ciencia-ficción moderna.
Y es en el punto del descubrimiento de la verdad, el de la definición de la personalidad y humanidad de Sam, en el que me asalta a mi una duda: si Sam conoce lo que conoce por conocimientos adquiridos, si nunca ha estado en ese Hawai (sitio al que comenta que desea ir cuando regrese a casa) pero lo conoce a la perfección, ¿qué le diferencia de mi o de alguno de ustedes, queridos lectores?; yo, por mi parte, nunca he estado allí, pero conozco casi con exactitud como son sus playas, como es su cultura o incluso cual es la comida típica, e igual puedo extrapolar esto a cualquier otra ciudad del planeta o a pasajes de la historia que conozco como si hubiera estado allí.
¿Somos entonces todos nosotros Sam Bell y no lo sabemos aún?. Yo creo que no, pero le preguntaré a mi Gerty particular para ver que opina.
MOON ( O... YO, YO MISMO Y GERTY)

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