Revista Ciencia

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo

Por Biolandia

En su séptima edición, La Hora del Planeta ha conseguido una vez más poner de acuerdo a cientos de millones de personas de todo el mundo, empresas, gobiernos y centros educativos en defensa del medio ambiente.

El evento, organizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza WWF, comenzó el sábado a dar la vuelta al mundo, empezando por Oceanía, donde millones de luces de viviendas de particulares y edificios y monumentos públicos se apagaron como modo de protesta contra las continuas agresiones que sufre el planeta y sus recursos.

El primer país fue Samoa, y tras él, el resto de naciones del mundo de Asia, Europa, África y América que se han ido sucediendo para quedarse a oscuras hasta finalizar la jornada  en las Islas Cook.

La iniciativa llegó a Sidney a las 20.30 hora local (09.30 GMT)  con un apagón en edificios tan conocidos como la Casa de la Ópera y el Puente del Puerto.

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo

Rascacielos, edificios públicos, centros comerciales, mercadillos, tiendas, plazas y otros lugares de esta capital se han adherido a esta propuesta que esperaba atraer este año a más de 7.000 ciudades en 152 países de todo el mundo.

Instituciones oficiales y monumentos emblemáticos de las principales ciudades indias se sumaron también al apagón planetario, aunque en este país la convocatoria tuvo unos resultados modestos.

En Nueva Delhi, edificios monumentales como el Fuerte Rojo o la Tumba de Humayun, quedaron a oscuras a las 20.30 hora local (15.30 GMT), y en Bombay la convocatoria tuvo algo más de lustre, pues recibió el apoyo de estrellas de Bollywood.

Por quinto año consecutivo, las grandes ciudades chinas se han unido apagando las luces de la Gran Muralla, los edificios coloniales del centro de Shanghái y otros monumentos.

También el Estadio del Nido o el puente sobre el río Yangtsé, en Wuhan (centro del país), se oscurecieron entre las 20.30 y las 21.30 hora local para sorpresa de muchos turistas.

En la macroiluminada capital de Japón se ha apagado durante una hora la Torre de Tokio, mientras que al pie de este monumento se ha dispuesto una instalación del colectivo Mirrorbowler, formado por diseñadores, fotógrafos e ingenieros.

En Europa, Francia se ha sumado con 105 ciudades y en la capital, la Torre Eiffel no ha acudido a la cita con este evento de carácter ecológico, ya que la “dama de hierro” está todavía abierta al público a esa hora, por lo que apagarla entrañaría problemas de seguridad.

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo

Con sus monumentos más emblemáticos completamente a oscuras, encendido de velas y también de osos pandas con energías limpias, más de 200 ciudades de España han respaldado “la Hora del Planeta” contra el cambio climático.

Pese a la noche gélida en Berlín -con temperaturas de 10 grados bajo cero- decenas de personas acudieron a ver en directo el apagón de la Puerta de Brandeburgo.

En Madrid, una de las acciones centrales de la jornada ha tenido lugar frente al Palacio Real, en la Plaza de Oriente, aunque otros muchos monumentos de la capital también apagaron sus luces.

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo
En Italia, edificios, sedes de instituciones públicas y privadas, y 280 ayuntamientos, entre otros, se han sumado a la propuesta, y entre los monumentos más emblemáticos se ha quedado a oscuras el Coliseo de Roma.

El Partenon de Grecia, el estadio nacional en Polonia, y el Kremlin en Moscú, también han accionado el interruptor.

En Teherán ha sido la torre Azadi o “Torre de la Libertad” en lengua persa, la que se ha quedado a oscuras, y en Kuala Lumpur, las Torres Petronas.

Palestina, Túnez, Galápagos, Surinam, La Guyana Francesa, Santa Elena y Ruanda participan por primera vez.

Además y según WWF, la hora contó con el apagón del Puente del Bósforo; la Estatua de David; la estatua de la Sirenita en Copenhague; los Palacios de Westminster y Buckingham; el neoyorquino Edificio Empire State o las Cataratas del Niágara.

Las principales novedades de esta edición han sido la adhesión del Kremlin y la Plaza Roja de Moscú, así como el Vaticano, tras el nombramiento del nuevo Papa Francisco.

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo
En Portugal, el Monasterio de los Jerónimos, el Puente 25 de Abril y el Cristo Rei, en Lisboa; los puentes Don Luis y Doña María y el edificio de la Fundación Serralves, en Oporto; y el Palacio de Monserrate, en Sintra (afueras de Lisboa), estuvieron una hora a oscuras.

En Viena, el Palacio de Schonbrunn, antigua residencia de verano de los Habsburgo y la fachada del Ayuntamiento se unieron a este acto simbólico. En Salzburgo quedaron a oscuras el monumento a Mozart y en Innsbruck el “Tejadito Dorado”.

En Praga apagaron sus luces el Puente de Carlos, la Torre de la Pólvora, el mirador de Petrin o la atalaya de Visehrad.

En Nueva York se han quedado a oscuras el emblemático Empire State Building y la sede de Naciones Unidas, desde donde, un año más, su secretario general, Ban Ki-moon, ha grabado su mensaje de apoyo a la campaña de WWF. El Caesar’s Palace en Las Vegas (Nevada) o la Catedral Nacional de Washington apagaron sus luces a la hora convenida y a este acto simbólico se unieron más de 80 ciudades estadounidenses.

La Hora del Planeta: mucho más que un símbolo

Todos estos actos se repitieron en numerosas ciudades y capitales de América Latina, como en Buenos Aires o Santiago de Chile, donde el Palacio de la Moneda apagó sus luces incluso media hora antes de la hora convenida.

Costa Rica se sumó a “Hora del Planeta” de una forma original, con un concierto a oscuras con reconocidos músicos locales en el Instituto Nacional de Biodiversidad (InBio), a unos 10 kilómetros de la capital, San José.


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