Revista Cuba

Inge Morath, la artista que abrió las puertas de la agencia Magnum a las mujeres

Por Sabdiel Sabdiel Batista @sabdielbatista

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De igual modo que hubo una Clara Campoamor o una Rigoberta Menchú, también en el mundo de la fotografía hubo alguien que fue pionera en la lucha por la igualdad de las mujeres. Y ese alguien fue Inge Morath, la primera mujer que entró en la Agencia Magnum y que abrió las puertas de una profesión hasta entonces casi exclusiva de hombres.

La exposición Tras los pasos de Inge Morath. Miradas sobre el Danubio sigue abierta en el marco de PhotoEspaña 2016 y es una excelente oportunidad de conocer un poco más sobre esta fotógrafa austriaca de la que no sabemos demasiado. Por ello, nos ha parecido buena idea, además de recomendaros la visita, repasar su vida y obra.

¿Quién fue Inge Morath?

Según sus propias palabras, Ingeborg Morath entró al mundo de la fotografía de una forma pausada, tomando contacto con el mundillo poco a poco. Hija de padres científicos, nació en Graz en 1923 y desde niña se acostumbró a viajar y a conocer distintas culturas e idiomas. Sus primeros contactos con el arte fueron en la época de auge de los nazis, que no tenían precisamente un gran cariño por las artes figurativas.

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Crisen Canal de Sulina (Rumanía, 1994). Foto de Inge Morath Foundation/ Magnum Photos

Tras estudiar idiomas en la Universidad y hacer algún curso de periodismo, trabajó como traductora y editora y poco a poco empezó a interesarse por la fotografía. Sobre todo ante la necesidad de ilustrar los artículos que escribía para diferentes revistas, lo que le llevó a entrar en contacto con algunos fotógrafos, entre ellos Ernst Haas, con quien empezaría a trabajar para la revista Heute.

Alguien hizo llegar parte de su trabajo a Robert Capa quien invitó a ambos a ir a París para unirse a la primigenia Magnum Photos. Así lo hicieron y fue en la capital francesa donde Morath empezó a escribir textos para acompañar las imágenes que mandaban algunos de los corresponsales fundadores de la agencia (Cartier-Bresson desde el Oriente o George Rodger desde África) y a acompañar a muchos de ellos en su trabajo y ayudarles tanto en el trabajo previo como en el posterior.

Sin duda, un magnífico aprendizaje que le sirvió para tener un gran bagaje con el que lanzarse a realizar sus propias fotos, algo que no hizo hasta unos años después. El detonante fue su matrimonio con un inglés que le hizo trasladarse a Londres. Allí, al verse de pronto sin estar rodeada de fotógrafos, dice que sintió la necesidad de retratar muchas de las cosas que le rodeaban y de expresarse en un nuevo lenguaje, el de la imagen. Para Morath, de algún modo esto le hizo romper las barreras que hasta entonces había tenido por ser el alemán (el “lenguaje del enemigo”), su idioma nativo.

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Paisaje cerca de Viena (1958). Foto de Inge Morath Foundation/ Magnum Photos

Tras un corto período de aprendizaje con Simon Guttmann, periodista que tuvo influencia en los inicios de Robert Capa, se compró una Leica de segunda mano con la que empezó a trabajar de forma incesante y a enviar sus fotos a todas las revistas que se le ocurrían. Y aunque lograba vender alguna, también recibía respuestas poco ilusionantes en las que elogiaban su ojo pero lamentaban su pobre técnica.

Cuando la cosa empezó a ir bien y creció su confianza, regresó a París donde empezó a trabajar con los sacerdotes católicos militantes que vivían, como ella vivió, la vida de los trabajadores en las fábricas y los barrios más pobres de París. Un trabajo duro que, cuando estuvo completado, enseñó a Robert Capa. Éste le invitó a que le mostrara el resto de su trabajo y le dijo que si era tan bueno la propondría como fotógrafa de Magnum.

Así es como fue invitada a trabajar como fotógrafa en la agencia más importante de la historia. Tras un año como invitada, en 1955 pasó a ser miembro de pleno derecho en una Magnum que abrió sus puertas por primera vez a una mujer.

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Retrato de grupo de los componentes de la Agencia Magnum en 1957 (de izquierda a derecha y de arriba abajo): Inge Morath, Olga Brodsky, Allen Brown, Elliot Erwitt, Seemah Battat, Sam Holmes, Trudy Felieu, Eve Arnold, Erich Hartman, Inge Bondi, Dennis Stock, Ernst Haas, Cornell Capa, Henri Cartier-Bresson, Burt Glinn y John. G. Morris. Foto de Ur Cameras con licencia de dominio público.

Una vida de viajes

Lo siguiente fueron un montón de años de viajes constantes, fotografiando historias por todo el mundo, especialmente Europa, el norte de África y Oriente Medio. En 1956 se publicó su primer libro, “Fiesta en Pamplona”, que fue el primero de muchos y que reflejó parte de sus viajes a nuestro país.

Tras casarse con el dramaturgo Arthur Miller en 1962, Morath se estableció en los EEUU aunque no dejó de viajar. En 1965 visitó por primera vez la URSS y en 1972, tras estudiar mandarín, obtuvo un visado para entrar en China.

En la década de los 80 y los 90 continuó con sus viajes aunque sobre todo llegó el tiempo de los reconocimientos, con multitud de premios otorgados a su trayectoria, como el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Connecticut o la Medalla de Honor de Oro de la Ciudad de Viena.

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Galati (Rumanía, 1958). Foto de Inge Morath Foundation/ Magnum Photos

El Danubio como punto de partida

Su trayectoria, como decíamos, estuvo plagada de trabajos en distintos lugares del planeta, pero si hay uno que le marcó especialmente fue su proyecto sobre el Danubio, al que alude la exposición que citábamos al principio (en la que ocho fotógrafas revivieron su idea muchos años después para rendirle homenaje).

Todo comenzó en 1958 cuando se propuso hacer un recorrido por todos los países que baña el Danubio (incluida Austria, su patria natal). La idea era transmitir la historia de generaciones de personas que han nacido, crecido y fallecido en sus orillas. Morath se propuso inmortalizar con su cámara la historia de una zona rica en cultura y tradiciones y con grandes diferencias entre los distintos países que atraviesa el río.

No sin cierto miedo, Morath comenzó un viaje que no pudo terminar porque no le permitieron entrar en los países del otro lado del Telón de acero. Por ello, tuvo que volver muchos años después, una vez cayó el Muro de Berlín, para completar un trabajo que se convirtió en un reto personal.

El de abrir las puertas a las mujeres a la fotografía como medio de vida quizá no se lo propuso como un reto, pero no se puede dudar de que lo consiguió.

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Smederevo (Yugoslavia, 1958). Foto de Inge Morath Foundation/ Magnum Photos

Web de Inge Morath Foundation

Foto de portada: Canal de Sulina cerca del Mar Negro (Rumanía, 1994). Foto de Inge Morath Foundation/ Magnum Photos.

Todas las fotos (salvo la de grupo) pertenecen a la colección de fotos expuestas en la exposición Tras los pasos de Inge Morath. Miradas sobre el Danubio publicadas con permiso de PHotoEspaña 2016/ Fundación Telefónica.

Vía: Xataka Foto http://ift.tt/29irAST


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