La hernia hiatal, también llamada, hernia de hiato es una anomalía adquirida en la cual una parte del estómago asciende hacia el tórax a través de un orificio ubicado en el diafragma que es el que separa el abdomen del tórax. Existen factores de riesgo para su desarrollo, como por ejemplo: edad mayor de 50 años, obesidad, tabaquismo, embarazo, aumento en la presión intraabdominal (tos, vómitos, constipación).
Nos encontramos con 3 tipos de hernia de hiato: por deslizamiento o tipo I, la cual representa el 90% de las hernias hiatales esofágicas, el segundo tipo es la paraesofagica, en este tipo de hernias la unión esofagogástrica se mantiene en posición normal debajo del diafragma, pero el fondo y porciones sucesivamente mayores de la curvatura mayor del estómago se deslizan hacia el tórax, a través del hiato esofágico, a un lado del esófago; y por último nos encontramos con la mixta o tipo III, en ellas existe un desplazamiento superior tanto de la unión esófagogástrica como del fondo gástrico.
La mayoría de los pacientes con hernia hiatal no producen síntomas, cuando se hacen manifiestas, la sintomatología está dada básicamente por eructos, pirosis, regurgitación y dolor retroesternal, síntomas clásicos de la enfermedad por reflujo gastroesofágico que es la manifestación más significante en los pacientes con hernia hiatal.
La persistencia de esta hernia puede provocar una metaplasia de la mucosa esofágica y dar lugar al esófago de Barrett.
Su diagnóstico se realiza con: radiografías de abdomen con contraste y estudios endoscópicos, la endoscopia digestiva permite observar directamente el esófago y estómago con un tubo flexible de fibra óptica
El tratamiento consiste en aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones. En términos generales se dispone de tratamientos con medicamentos, en modificar hábitos de vida y alimentarios y en algunas situaciones puede evaluarse la indicación sería una intervención quirúrgica.
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