Revista Cultura y Ocio

El genio de la pluma: Miguel de Cervantes Saavedra

Publicado el 05 diciembre 2011 por Joaquintoledo

El genio de la pluma: Miguel de Cervantes Saavedra

Contemporáneo de Lope y exponente descollante de este Siglo de Oro, Miguel de Cervantes Saavedra, fue llamado el Príncipe de los Ingenios españoles. Nació en Alcalá de Henares en 1547, hijo de un padre cirujano. Desde pequeño mostró grandes dotes de inteligencia y era aficionado a la lectura y a la poesía. En 1563 con 16 años apenas su familia se trasladó a Sevilla, y el joven continuó su educación en el colegio que allí habían establecido algunos jesuitas, y ya por aquel entonces debió leer las obras teatrales de Lope de Rueda.

Hacia 1565 la familia de Cervantes se trasladó a Madrid. Tres años después se dio a conocer como poeta, gracias a un soneto dedicado a la muerte de la reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II. El Papa envío un legado a España, para expresar al monarca su condolencia por el fallecimiento de la reina. La misión fue confiada al cardenal Acquiaviva, quien al regresar de Italia llevó a Cervantes como paje. Conoció con 22 años varias ciudades, pero poco tiempo estuvo al servicio del cardenal pues en 1569 ingresó en el Tercio que mandaba don Miguel de Moncada, formando parte de la compañía de capitán Diego de Urbina, con la que recorrió más lugares de Italia. En 1571 a bordo de la galera Marquesa, Cervantes marchó con la escuadra cristiana rumbo al enfrentamiento que se produjo el 7 de octubre en Lepanto, una batalla naval favorable a los cristianos. Sin embargo Cervantes fue herido por dos arcabuces. Uno en el pecho y otro en la mano izquierda la cual le quedó inutilizada, por eso es conocido como el Manco de Lepanto.

Luego se recuperó en un hospital y volvió al servicio activo en 1572 recorriendo muchas ciudades de Italia, al año siguiente inclusive tomó algunas acciones en Túnez con su compañía. En 1575 solicita el permiso para regresar a España, el duque de Sessa y Don Juan de Austria le dieron cartas de recomendación a Felipe II, que le servirían para mejorar su calidad de vida. Iba acompañado por su hermano, pero frente a las costas de Marsella, la galera española fue capturada por unos corsarios argelinos, quedando Cervantes y su hermano cautivos de Dali Mami. Las cartas que el cautivo llevaba para Felipe II hicieron pensar a los piratas que se trataba de un personaje de gran importancia, de quien podrían sacar un jugoso rescate. Luego de cinco años de estar cautivo, el 19 de septiembre de 1590 pudo ser rescatado por los padres trinitarios, quienes pagaron por él a Azán Baja, su amo de turno, 500 escudos de oro.

El padre Gil, uno de sus libertadores, enterado de que durante su cautiverio, Cervantes había dado clases a los moros pudientes de Argel, lo recomendó con su majestad. Durante su estancia, creó sus obras tales como “La Batalla Naval”, “El trato de Argel” y “La gran sultana”, así como los bocetos de su obra cumbre, el Quijote. Su hermano había sido liberado antes y al llegar a España se enteró que tenía un puesto de alférez en el ejército, Cervantes ni bien llegó, se ofreció. Formó parte de la expedición a las islas Azores, además pasaría algún tiempo en Portugal y anduvo en amores con una mujer llamada Ana Franca, con quien tendría una hija Isabel.

Luego regresó a Madrid donde publicó “La Galatea” (1584). De esta época data su conocimiento con Lope de Vega. En diciembre de este mismo año se casó con otra mujer llamada Catalina Palacios Salazar, a pesar de la oposición de la familia de estos. Entre 1585 y 1587, concurre a las distintas tertulias literarias que existían en Madrid. Allí desplegó algunas de sus obras al conocimiento público, pero dejémoslo en sus propias palabras: “Se vieron en los teatros de Madrid representar Los tratos de Argel, que yo compuse; la destrucción de Numancia y La batalla naval, donde me atreví a reunir las comedias a tres jornadas, de cinco que tenían; mostre, o por mejor decir, fui el primero que representase las imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma, sacado figuras morales al teatro; con general y gustosos aplausos de los oyentes, compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les hiciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbidos, gritas ni baraúndas; tuve otras cosas en que ocuparme, dejé la pluma y las comedias y entró luego el “monstruo de la naturaleza” el gran Lope de Vega y alzóse con la monarquía cómica, avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes…”.

Con su labor Cervantes obtuvo una comisión de cobranzas reales, y después fue nombrado comisario para la provisión de víveres a la flota de Indias (1588) y más tarde encargándose de la recaudación de impuestos. Entre 1601 y 1603 sugirió algunos encarcelamientos ordenadas por autoridades fiscales, pero al final su injusticia fue reconocida. Mientras tanto el Quijote con el pasar de los años iba cobrando más y más forma, ya se conocía por algunas copias manuscritas y cuando se reunió en Toledo, en 1604, con Lope, este escribió lo siguiente: “De poetas no digo; buen siglo es este. Muchos están en cierne para el año que viene, pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a Don Quijote”.

La primera parte del Quijote se autorizó y puso la tasa de sus 83 pliegos, que ya estaban impresos el 20 de diciembre de 1604,  pero el impresor, Juan de la Cuesta, tenía preparado el frontispicio con la fecha de 1605, previniéndose por si existía algún retraso. Por ende en algunos casos como en países de América Latina se celebra el Tercer Centenario del Quijote en 1904, mientras que en España se celebró al año siguiente… desde 1603 Cervantes ya vivía en Valladolid, en compañía de su esposa, hija y algunos otros familiares. El Quijote tuvo un enorme éxito, sin embargo Cervantes vivía con poco dinero pues sus gastos se vieron limitados y compensados con pequeños negocios.

Cervantes marchó con la Corte cuando esta se trasladó a Madrid, donde fue su último lugar de residencia, en la casa que se encuentra en la esquina de las calles de León y de Francos. Cervantes ingresó en 1609 en la Congregación del Santísimo Sacramento, y en 1613 profesaba también con la Orden Tercera de San Francisco, ese mismo año publicó “Novelas ejemplares”, el siguiente “El Viaje del Parnaso” y en 1615 las “Ocho comedias y ocho entremeses”. Ese mismo año por si fuera poco, apareció el Quijote, sellando así la parte final de esta obra y el inicio de la Novela Moderna. Esta última parte estuvo dedicada al conde de Lemos. En 1616 terminó su última obra “Los trabajos de Persiles y Segismunda”, (publicada al año siguiente) dedicada también al conde y murió el 22 de abril de 1616, siendo enterrado al día siguiente. Lope de Vega acudió a rezar a su amigo.

Así acabó la vida del fundador del género predilecto de la literatura moderna, en una tumba de la cual no se sabe su ubicación pues nunca se puso lápida. Pero eso no importa, su mejor legado está y estará siempre en el Quijote, obra máxima de la literatura española y uno de los pilares de la universal. En ella se describe la vida del Quijote, un hombre romántico que ama la justicia y se lanza por los caminos del mundo a “desfacer entuertos” y a sufrir penurias, amarguras y desengaños. Su escudero, Sancho Panza es un aldeano, práctico y bueno, más realista y de sentido común. Ambas figuras representan al idealismo y al realismo, una pugna muy interior en los seres humanos que luchan por ver quién gana y determina nuestra personalidad, así como característica de las sociedades contemporáneas llevada a filosofías, teoría social, obras de arte, etc. Entre sus obra varias tenemos algunas en verso y en prosa, destacando “Entremeses” y sus “Novelas Ejemplares”.


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