Revista Insólito

Ea mi niño

Publicado el 01 enero 2023 por Monpalentina @FFroi
Ea mi niño

El primero al que eché la vista, desde su portada, hizo que se avivaran mis recuerdos de cuando apenas andaba y a mi padre le gustaba llevarme "a parrancas ", a horcajadas.

Inolvidables son aquellos momentos del primero de Enero presenciando, a hombros de mi padre, la procesión del tierno Niño en su singular carroza. Rodeados de multitud de niños y mayores que se sentían niños, partía de donde estuviera su palacio y, meciéndole, se acercaba hasta la Casa Rectoral de San Miguel, cantando todos el "Ea mi Niño", cuyo estribillo "Ea / niño del alba / Ea" me atrevía a balbucear con mi media lengua.

Mientras, desde el balcón, lanzaban la "pedrea" de caramelos, confites y perrillas, para satisfacción de los niños allí presentes, que mi madre recogía y me entregaba.

Después penetraban en la iglesia y le bailaban hasta la celebración del Bautizo, seguido del posterior feliz baile del Niño por muchos de los allí presentes, niños y mayores.

Más tarde, cuando fui infante, acompañado por mi madre, todos los años acudíamos a vivir esos felices momentos. Entonces era yo quien recogía las golosinas y "perras chicas" y aprendí a cantar el encantador villancico, que ahora he recordado en el precioso libro, que Carmen Arroyo ideó y coordinó para recuerdo y homenaje de esta hermosa tradición palentina.

Dicen los historiadores que la fiesta tuvo su origen en esos lugares por ser asentamiento de los perseguidos judíos, muchos conversos. Y la idearon para el 1 de Enero por ser la de celebración de la circuncisión de sus niños. Así, de esa sutil manera, rememoraban su tradición.

Cuando mi madre me soltó de sus manos, continué con mis amigos de mi calle de San Juan -ahora Valentín Calderón-, donde compartí con ellos la otra tradición desaparecida de "pedir pa San Juanillo", con platillo y estampa, desde los altares que preparábamos por su fiesta -pues al final de la calle estaba la ermita del santo-. Por la tarde, con lo recaudado, comprábamos con qué merendar y celebrar una fiestecilla en la Fuente de la Salud, donde el Trompeta.

Igual ocurría por Santo Toribio, en su ermita del Cristo, donde felizmente siguen celebrando romería, tras la tirada del "pan y quesillo" desde su balcón.

Mil gracias, querida amiga Carmen, por el bien que me has hecho al hacerme recordar tan entrañables y mágicos momentos.


Ea mi niño

Una historia de Julián González Prieto


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