Revista Viajes

Alto Alentejo

Por Martafr1975

Jueves 25 julio 2019

Haciendo frontera con Extremadura, el Alto Alentejo es una zona tan bella como desconocida que permite conocer el Portugal más auténtico y no tan turístico. Guarda entre sus colinas, bonitas localidades patrimonio de la humanidad, una rica gastronomía y una zona vinícola muy valorada mundialmente.

Évora, su capital, es una de las ciudades medievales más bonitas de Portugal. Catalogada como patrimonio de la humanidad por conservar en perfecto estado un conjunto urbano representativo de los siglos XVI a XVIII, es un lugar ideal para pasear de día y de noche por sus calles empedradas.

Presidida por su famoso acueducto, Évora está rodeada de murallas de origen romano y árabe que aún conservan alguna de las puertas originales. Sus estrechas callejuelas están salpicadas por un sinfín de monumentos como el Templo de Diana, con sus catorce columnas que siglos después aún se mantiene en pie, la Catedral y plazas porticadas rodeadas de edificios de arquitectura alentejana y bonitas iglesias.

Para comer algo sencillo y sin olvidar lo tradicional, Bifanas das Vendas Novas. Su carta ofrece bifanas sencillas y bifanas innovadoras que se mezclan con otros ingredientes como huevos, lechuga, tomate,… Para gustos los sabores. Es un buen lugar para descansar un rato, económico, y con gusto pero la terraza interior es una pequeña sauna donde no corre ni gota de aire y con las temperaturas en aumento de esta última semana hubiésemos agradecido comer en una sombra agradable y fresca.

A poca distancia del centro, se encuentra el Camping Orbitur Évora que, pese a ser de la cadena Orbitur, es un camping sencillo pero limpio y mucho mejor de lo que es habitual en esta cadena portuguesa de campings. Aquí nos alojaremos las dos últimas noches de nuestro viaje que ya está tocando a su fin.

Alto Alentejo
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Viernes 26 julio 2019

Si por algo se caracteriza la región del Alentejo, es por sus vinos. Antiguamente sus campos eran unas bastas extensiones de trigo, hoy las viñas han ocupado su lugar y reciben el sol el calor creando un vino reconocido mundialmente.

Por las distintas características del suelo, el vino alentejano se divide en diferentes denominaciones de origen, lo que ofrece un amplio abanico de posibilidades para descubrir y catar su caldo.

Borba, es la segunda sub-región vinícola más grande del Alentejo y se extiende desde Estremoz, pasando por Vila Viçosa, y Alandroal. El terreno está marcado por suelos únicos de enormes depósitos de mármol que han permitido un vino con carácter propio. A pocos kilómetros de Évora, es una buena opción para visitar alguna de sus muchas bodegas.

Junto con las localidades vecinas Borba y Vila Viçosa, la ciudad auténtica y activa de Estremoz es uno de los puntos calientes de mármol más conocidos de la región y vale la pena visitar. El mármol de la región, que rivaliza con el de Carrara (Italia) se usa para todo, incluso en los adoquines de sus calles. Rodeado por una antigua muralla, Estremoz tiene un castillo encerrado en un barrio antiguo con un torreón (visita gratuita entrando por la Pousada) desde el que se obtienen unas bonitas vistas del pueblo y la planicie alentejana con sus tierras llenas de viñedos.

La pequeña y tranquila población de Vila Viçosa es otro ejemplo de localidad de mármol. Posee uno de los palacios de mármol más grandes del país, un castillo y una céntrica y alargada plaza bordeada de naranjos a rebosar de naranjas listas para ser recogidas y comidas. Nos ofrecieron hasta una escalera para que llegásemos mejor a coger la fruta que, en un principio, pensamos sería borde y no podríamos comerlas. Nada más lejos de la realidad, quizás las mejores naranjas que he comido en todo mi vida: de un aspecto no demasiado perfecto pero dulces y de un tamaño enorme.

A media tarde nos esperan en la bodega João Portugal Ramos, una de las bodegas más conocidas del Alentejo y una de las responsables en poner el vino portugués como referente en el mundo, para hacer una visita y una cata de algunos de sus vinos. La visita recorre todos sus rincones, acompañándola de la historia de la empresa, de los vinos que se producen en ella y de las diferencias entre ellos. La chica que nos hace de guía, hace todo el esfuerzo para hacérnosla en nuestro idioma, a pesar de ser su primera vez y de no dominarlo (según ella), cosa que agradecemos profundamente. En la cata nos ofrecen cuatro vinos a escoger entre blancos y tintos según nuestros gustos, y se acompaña con un queso de oveja de la zona, pan y aceite de producción propia.

Acabamos comprando algunas botellas de vino para traerlas a Barcelona y que compartiremos con la familia y amigos.

Es nuestra última noche en Portugal y, siempre, nos gusta acabar nuestros viajes con un buen homenaje gastronómico. Del restaurante Filhao, abierto en 1945, hay quien dice que es el mejor restaurante de Évora. El mejor, no lo se, pero ha recibido numerosos premios y suele estar concurrido por personajes conocidos que visitan Évora.

Su carta está llena de productos de calidad y ofrece platos típicos de la gastronomía portuguesa y alentejano como bacalhau assado, presa de porco alentejano con migas de esparragos y borrego assado no forno com batatinhas. Un buen final de viaje.

Nos vemos en el próximo.

Alto Alentejo
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