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1980. Aquella Copa del Rey con sabor merengue

Publicado el 12 marzo 2013 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

castillarealmadridQuiso la casualidad (o quizá no tanta) que un ya lejano 4 de junio de 1980 se produjese un hecho insólito en el fútbol español y mundial. Contra todo pronóstico desde luego, la final de la Copa del Rey, primer trofeo en importancia tras el Título de Liga, se convirtió en coto privado de madridistas al acceder el Real Madrid C.F y el Castilla C.F, su filial (Actualmente Real Madrid Castilla) a la final que habría de disputarse en la mencionada fecha.

La rareza de este cara a cara entre miembros de un mismo Club reside en el hecho de que hasta 1991, el Castilla, aun siendo filial del conjunto madridista, gozaba de todos los beneficios de un equipo individual, incluida la posibilidad de disputar los trofeos domésticos tales como la Copa del Rey. Hoy en día es imposible pues desde ese año, los filiales o equipos “B” perdieron esa particularidad y se encuentran excluidos de cualquier competición que no sea el Campeonato Nacional de Liga. Es más, ni siquiera pueden coincidir equipo “A” y filial en una misma división. Que se lo digan al Atlético de Madrid B en la temporada 1999/2000 o más recientemente al Villarreal C.F B que se vieron abocados al descenso a Segunda B por el descenso de su primer equipo.

Volviendo a la curiosa historia de aquel año creo que lo más razonable es poner los ojos de momento en el Castilla porque al fin y al cabo el Real Madrid no requiere ninguna presentación ni supone un hito que llegase a la final (Por entonces ya tenía trece títulos coperos). Como filial, el Castilla se vio obligado a jugar la Copa del Rey desde las primeras rondas de la competición. Entre sus filas pocas caras conocidas entonces, pero que lo serían con el paso de los años, empezando sin duda por Ricardo Gallego, uno de los mejores centrocampistas que tuvo el Madrid en la década de los 80, jugador al que sólo le traicionó la calvicie con los años porque a nivel de juego nunca decayó lo más mínimo. En la portería cerraba los goles Agustín Rodríguez, un gran portero que al año siguiente de la hazaña copera, ya era titular en el Primer Equipo. Fue internacional y trofeo Zamora pero no siempre titular pues no faltaron grandes porteros en aquella etapa. Y como capitán de aquel estupendo filial se encontraba Javier Castañeda que pese a sus orígenes blancos terminó por convertirse en el jugador con más partidos de la historia del Osasuna en donde se le recuerda con gran cariño.

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El Castilla, tras las rondas previas arrancó la cuarta ronda de la Copa del Rey con una abultada derrota frente al Hércules en el José Rico Pérez por 4-1. Parecía que la lógica habría de imponerse puesto que los alicantinos eran equipo de Primera aquel entonces, pero para sorpresa general el filial madridista les pasó por encima en el encuentro de vuelta por 4-0. El Castilla jugaba como local, igual que su hermano mayor, en el Santiago Bernabeu. Como declararía el propio Gallego en referencia a aquel encuentro aunque bien podría predicarse de todos los demás: “Nosotros formábamos un equipo muy joven que salíamos a jugar al fútbol y eso a muchos equipos les sorprendía, y como calidad futbolística había de sobra… y cuando un equipo comienza a tocar el balón con la soltura con que lo hacíamos, y con lo que corríamos, con lo jóvenes que éramos, pues la verdad es que a cualquiera que no estuviese atento le pasábamos por encima”.

Ciertamente, ese espíritu llevó al equipo en volandas en las siguientes eliminatorias. En octavos se cruzó el Athletic de Bilbao, palabras mayores en aquellos años. En el Bernabeu los vascos no fueron capaces de abrir la lata y el partido terminó a cero. La campanada cayó en la Catedral, en San Mamés, en donde para mayor sorpresa general el Castilla ganó 1-2. Para seguir el camino copero por tierras vascas, la siguiente víctima fue la Real Sociedad que se las prometía felices en el viejo Estadio de Atocha cuando ganaron 2-1 pero se vieron ampliamente superados en el Bernabeu con el 2-0. El Castilla, rumbo a semifinales con media España impresionada por sus resultados.

En semifinales esperaba el posiblemente mejor Sporting de Gijón de toda su historia comandado por el gran Enrique Castro González, más conocido en el mundillo futbolístico como “Quini” y uno de los mejores delanteros españoles de todos los tiempos. El Estadio del Molinón abría la eliminatoria y prácticamente la dejó cerrada con un 2-0 inapelable, varios postes y una notable sensación de superioridad.  Pero como venía siendo habitual, el Bernabeu fue otra cosa. En la primera parte la eliminatoria ya estaba remontada y la segunda parte sólo fue para cerrar el festival. 4-1. De forma increíble les aguardaba la final de la Copa del Rey frente a sus “mayores”.

El Real Madrid por su parte había llegado a la final tras vencer con sufrimiento al Bétis en cuartos de final y al Atlético de Madrid en semifinales en donde la eliminatoria tuvo que resolverse en los penaltis. Era el Madrid de los Del Bosque, Camacho, Pirri, Santillana etc y Laurie Cunningham, el gran fiasco que costó 195 millones de pesetas de la época y no tuvo nada de suerte con las lesiones ni tampoco en su vida pues falleció en accidente de coche en 1989 cuando era jugador del Rayo Vallecano. Fue el primer jugador de raza negra en jugar en la Selección inglesa.

1980. Aquella Copa del Rey con sabor merengue

“Pirri” saluda a Castañeda, capitán del Castilla

La gran fiesta blanca se produjo el 4 de junio de 1980 a las ocho y media de la tarde. 65.000 espectadores abarrotaban el Bernabeu para ver a sus equipos. Ojo, el Santiago Bernabeu de aquel entonces, sin reformar para el Mundial de 1982 y que a muchos nos costaría distinguir hoy en día. Las alineaciones fueron las siguientes:

REAL MADRID: García Remón; Sabido, Camacho, Pirri, Benito; Ángel, Del Bosque, Stielike (Hernández, min. 63); Juanito, Santillana y Cunningham (Martínez, min. 82).
CASTILLA: Agustín; Juanito, Herrero, Castañeda, Casimiro; Álvarez, Gallego, Bernal; Pineda, Paco (S. Lorenzo, min. 46) y Cidón (Balín, min. 73)

Para que vamos a negarlo, el partido no tuvo ninguna historia desde el principio y el primer equipo se impuso por 6 goles a 1 obra de Juanito (min. 20 y 82), Santillana (min. 41), Sabido (min. 59), Del Bosque (min. 62), García Hernández (min. 82) y Ricardo Álvarez para el Castilla (min. 67). Como el propio Gallego dijo entonces: “A pesar de que nosotros hubiésemos ganado a equipos de Primera División como los anteriormente citados, estaba claro que por mucha que nos esforzásemos, por mucho que todo nos saliera perfecto, por mucho que la fortuna estuviese con nosotros, la victoria era una hazaña imposible. Además, se había hablado tanto de nosotros, de la final, que los mayores, los del Real Madrid se lo tomaron muy en serio. Para ellos, jugaban contra el segundo equipo. El Madrid no titubeó y uno a uno le endosó media docena de goles a los “pequeños” que pusieron todo su saber en la contienda. La realidad, es que el 6-1 final establece la distancia que había entre nosotros y ellos”

Aun con la abultada victoria, todo fue una celebración en el Bernabeu y el buen ambiente imperante en el partido. Basta ver la foto que ilustra esta historia donde incluso se puede ver a Cunningham con una camiseta del Castilla puesta.

Por cierto que las aventuras del filial madridista no terminaron ahí y el Castilla, como finalista de la Copa del Rey, se clasificó para la Recopa de Europa al año siguiente en donde quedó emparejado en primera ronda con el West Ham United inglés. A pesar de ganar 3-1 en la ida, los blancos cayeron en Londres por 5-1 tras llegar a la prórroga y fueron eliminados dando fin a su extraña aventura. No hace falta decir que es el único filial del mundo que ha conseguido llegar a una final de un trofeo de primer nivel.

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DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ


1980. Aquella Copa del Rey con sabor merengue

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